viernes, 23 de enero de 2009

BUSCANDO NUESTROS ORÍGENES.
2da ENTREGA.

EXPLOTACIONES AGRARIAS EN ANDALUCIA: CORTIJOS, HACIENDAS Y LAGARES.



La casa rural es la primera y más fundamental manifestación de la presencia del hombre en el paisaje, en la que todo tiene una funcionalidad y en la que se acumula la experiencia de las sucesivas generaciones.
Málaga, en el siglo XVIII era famosa por sus vinos y licores exportados a todo el mundo principalmente a inglaterra. Estos vinos elaborados con uvas moscatel y pedro ximenez procedian de viñas cultivadas, entre otros lugares, en los montes de málaga ( hoy declarados parques naturales) y se elaboraban en casas llamadas Lagares.
En 1878 con la llegada de la filoxera (enfermedad de la vid) procedente de Francia, las viñas son destruidas y como consecuencia de ello, los habitantes de los montes de málaga se ven obligados a abandonar sus lagares en busca de otra forma de vida.
Así, los lagares se convierten en ruinas o son transformados y apenas unos pocos llegan a nuestros dias. Muchos actualmense te destinan al turismo.
Es el lagar está compuesto, por una nave alargada en la que se aloja “la viga” junto a la cual suele ir otra adosada con suelo cerámico sobre el que se procederá a la pisa de la uva y con dos portezuelas exteriores altas para facilitar así la descarga de los carros que acarrean el fruto. Cercanas al lagar o adosadas a él quedan las bodegas o atarazanas con suelos terrizos o enladrillados, anchos muros de tapial y cubiertas de madera y tejas, donde se alojan las tinajas y es donde se guarda el vino.


Se denomina Hacienda a una finca agrícola, de gran tamaño, de carácter latifundista, con un núcleo de viviendas, normalmente de alto valor arquitectónico. Sistema de propiedad de origen español, concretamente andaluz, el modelo fue exportado a América durante la época colonial .

Se denomina Cortijo a la granja o hábitat de carácter puramente agrícola (cerealista, olivarera, de viñedos, de secano o regadío, etc.) y/o ganadero (ovinos principalmente) . En los mas complejos, además de la vivienda destinada al propietario, se construyen otras para encargados, capataces, aperadores, caseros, guardas, braceros, gañanes, boyeros, etc. otro tanto ocurre con los restantes edificios. En zonas de propiedad muy dividida suelen constar de una simple cuadra, un establo, algún granero y un cobertizo para maquinaria auxiliar. En cambio, la gran explotación requiere varios patios diferentes: para viviendas; tractores y maquinaria. Trujales con almazara (molino de aceite) y tinajeros; silos para el almacenado de piensos y forrajes; pajares y almacenes de heno empacado; lagares y bodegas; establos y boyeras, etcétera, y, en muchos casos, hasta algún tentadero de reses bravas. Todo dispuesto ordenadamente, de acuerdo con un funcionalismo decantado de experiencias seculares. En el siglo XVIII tuvieron su apogeo los mayores cortijos andaluces y sufrieron la misma suerte que los lagares, actualmente muchos se destinan como casa rural para turismo.
Al cortijo se entra por un gran portón con portalada cubierta a dos o cuatro aguas y rematada con una veleta o una cruz; sobre el arco o dintel se encuadra algún nicho con imagen o escudo. Los diferentes patios están comunicados también por portones, cancelas o cierres bajos. que producen juegos de luz y sombra y crean perspectivas muy gratas con los fondos de los pórticos, naves y cobertizos; sobre esta arquitectura destaca algún torreón o atalaya (mira), desde donde se divisa gran parte de la propiedad. Los muros suelen estar construidos con elementos naturales del paisaje (piedra y adobe) y tienen un gran espesor para garantizar un buen aislamiento. La cal siempre los recubre y ayuda a mantener una temperatura agradable en los días de mucho calor. La cubierta siempre es de teja árabe y en general a dos aguas. Se trata de construcciones con un estilo austero. Desde el exterior se ve el cortijo como un conjunto cerrado, formando una gran mancha blanca, simple o compleja, que contrasta y armoniza con el verde plata de los olivares, el menos intenso de las chumberas de los vallados o el claro y jugoso de la campiña.

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